¿Se abrirán algún día las grandes alamedas?

“Se mata la perra, se acaba la leva”, “el cáncer marxista”, “el comunismo internacional” ¡Qué pánico tienen los pinochetistas con el “marxismo”! Marxismo ya no hay, hace rato. Destruyeron ese sueño utópico con balas y toletes desde el 11 de septiImagenembre de 1973. Ya son 40 años de amargura. Ya son 40 años en que Chile vio desvanecerse ese horizonte democrático, justo y equitativo. Y esa falta de memoria que tienen hoy los que ayer fueron pinochetistas: eso es lo que más me molesta. “Me jugué siempre porque hubiera una transición”, dijo Andrés Allamand (ex candidato a la presidencia por Renovación Nacional) cuando en CNN Chile se le preguntó por su rol en la dictadura. Pero, entonces, ¿por qué demonios votó por el “sí” en el plebiscito de 1988? Esas son las explicaciones incongruentes de la derecha chilena actual.

Otra cosa que me molesta es el miedo que tiene la derecha chilena hacia la palabra “dictadura”. Dictadura fue eso, nada más, no hay más vueltas que darle. Es simple: no hay elecciones; no hay democracia. No hay democracia; hay dictadura. Es imperdonable el hecho de que hace un par de años (en diciembre de 2011) se haya querido cambiar en los colegios el término “dictadura” por el término “gobierno militar”. La propuesta vino desde el gobierno de Sebastián Piñera (también de Renovación Nacional, el partido de centro-derecha) y es una ofensa directa a la memoria histórica del país. Con esto no puedo dejar de mencionar a Orwell: “Aquél que controla el pasado, controla el futuro. Y aquél que controla el presente, controla el pasado”.  Imagen

A Evelyn Matthei (actual candidata única a la presidencia por la derecha) le preguntaron hace unos meses en el programa Tolerancia Cero qué término prefería ella. “Yo le digo gobierno militar (…) Pero en algo sí estamos claros, y es que no fue una democracia). Si ella dice abiertamente que no fue una democracia y que fue una atrocidad, entonces ¿Qué hacía ella en televisión en el año 88 convenciendo a la ciudadanía de votar por el “sí”? ¿O es que acaso ella votaba por el “sí”, pero en realidad quería que ganara el “no”? A mí nada me queda claro con la derecha.

Y aquí no se me va a salvar la “izquierda” con toda su falsedad. Ahí está de nuevo Michelle Bachelet, con su sonrisa fingida y su “peligrosa actitud maternal”, como dijo una vez el periodista Tomás Mosciatti. Esa peligrosa actitud maternal y populista hace que Chile se distraiga con las celebraciones de la independencia y no vea que las cosas han cambiado muy poco desde la dictadura (o “gobierno militar”, como les gusta decir a algunos amnésicos). Para empezar, tenemos la misma constitución que fue aprobada en plena dictadura en 1980 por medio de un plebiscito fraudulento ¡Qué! En cualquier otra parte del mundo eso sería una broma.  Pero no en Chile. En Chile pasan las cosas más insólitas.

ImagenSobre si Allende hizo bien o mal en sus años de gobierno, prefiero no meterme. De seguro se mandó uno que otro condorazo y yo ni siquiera viví esa época. Pero hay algo que creo que es suficiente como para valorar su gobierno: fue un gobierno elegido democráticamente y fue, sobre todo, un gobierno que respetó siempre los derechos humanos. Aquel bombardeo a la Moneda no fue sólo un ataque para deshacerse del gobierno de turno, fue también el símbolo de la destrucción de la democracia y de todo intento de transición hacia un Chile más justo (que no venía solo desde el gobierno de Allende, sino de hace por lo menos medio siglo).

Thursday, Chadwick’s Thursday

“Y va a caer. Y va a caer. La educación de Pinochet”, gritaban las masas en la multitudinaria marcha estudiantil del 13 de junio en Santiago de Chile. Encaramado en una parada de buses para tomar fotos, logré ver desde arriba una de las marchas más impresionantes que he visto. Colegiales, universitarios, músicos, ancianos y uno que otro mendigo que rondaba por el lugar formaban una sola voz que ha reclamado lo mismo desde hace por lo menos cinco años: educación gratuita y de calidad.Marcha estudiantil: 13 de junio de 2013

La alegría fue linda, pero duró poco. Una vez que la marcha llegó a orillas del río Mapocho -mismo río que transportó cadáveres en sus corrientes durante la dictadura militar de Augusto Pinochet- comenzaron los enfrentamientos entre carabineros (policías) y encapuchados. En esos momentos, yo cubría desde la tarima armada por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) y otras organizaciones estudiantiles chilenas cuando me llegó la noticia de que en la parte de atrás de la concentración habían enfrentamientos. Mi espíritu sensacionalista me llamó y me obligó a dejar atrás la tarima para dirigirme hacia donde se había armado la locura (que no fue tanta locura como lo que pasó después ese mismo día).

Piedras volaban como sólo lo había visto en películas. Golpeaban los camiones policiales sin siquiera rayarlos. Y comenzó un constante avance y retroceso de los guanacos (camiones anti-motines que lanzan agua con alguna sustancia irritante que no sé qué será). Seguido, una turba de gente corrió hacia donde yo estaba parado. Me quedé tomando fotos y vi la siguiente escena: una estampida de hombres de verde corriendo detrás de la turba; cada uno con su respectivo tolete en la mano. Nunca voy a olvidar el sonido que hizo el toletazo que le dio un carabinero a un fotógrafo que estaba parado a mi lado, sin razón alguna, totalmente irracional.

Detenciones en la marchaLuego avanzaron los guanacos. Un chorro gigante de agua cayó sobre mí y sobre la multitud. Lo único que pude hacer fue correr agachado para poder cubrir la cámara con mi cuerpo. Fue la picazón más insoportable que he sentido. Tardé alrededor de media hora en recuperarme. Luego, más gases. La calle estaba cubierta por una neblina espesa y yo, totalmente desorientado, intenté correr a un lugar seguro. Alrededor de unas cien personas tuvieron la misma idea que yo y de la nada aparecieron más carabineros que los acorralaron contra el Mapocho y les propinaron unas increíbles palizas. Yo seguí corriendo, con una enorme baba que corría por mi boca gracias a los desgraciados gases. Un carabinero se me cruzó en el camino y con mis últimas fuerzas alcancé a mostrarle mi carnet de prensa. Por esa vez, logré escaparme.Carabineros en la marcha

Después, las detenciones. Un chico encapuchado corría por la calle como si tuviese un propulsor en la espalda. Detrás suyo, una decena de policías intentaban agarrarlo. De una zancada, el chico cayó de cara al piso. Al menos cinco carabineros se abalanzaron contra él antes de que se pudiera levantar. Y uno tras otro fueron cayendo los encapuchados los buses policiales (Y probablemente estudiantes que no tenían nada que ver con los disturbios).

De repente, calma. Los que aún quedábamos de pie nos dirigíamos a nuestras casas. En la esquina me encontré con una observadora de derechos humanos. Me dijo que en la Casa Central de la Universidad de Chile (la universidad más emblemática del país) se había armado la grande. Y, nuevamente, siguiendo el ímpetu sensacionalista me dirigí hacia allá de inmediato.

Encapuchados y estudiantes en el patio universitarioAquí es donde se pone interesante la historia. La universidad estaba en toma. Carteles enormes colgaban de la pared principal que da hacia la avenida Libertador Bernardo O’Higgins. Los guanacos rodeaban la Casa Central y unos cuantos encapuchados lanzaban piedras enormes desde el patio lateral de la universidad. En la entrada de la universidad conocí a Felipe Harvez, estudiante de derecho de primer año que estaba encargado de la seguridad en la toma. Me ofreció aspirar amoniaco para pasar el efecto de los gases que nuevamente comenzaban a ser lanzados. Me dijo: “¿Quieres sacar buenas fotos?” y me llevó al patio trasero universitario. Tuvimos poco tiempo para hablar. “Se nos fue de las manos”, me dijo, al explicarme por qué habían encapuchados lanzando piedras desde el interior de la universidad.

Poco tiempo estuvimos en el patio (o al menos poco tiempo estuvimos conscientes en ese lugar). Los gases comenzaron de nuevo, esta vez dentro del territorio universitario. El Ministro del Interior, Andrés Chadwick, había ordenado un allanamiento a la universidad. El detonante habría sido una supuesta bomba molotov que estalló sobre un camión policial. Por supuesto, al momento, Felipe y yo no teníamos idea de lo que pasaba. En segundos pasó lo que no había pasado desde 1938; Carabineros entró en territorio universitario sin autorización del rector, Víctor Pérez. Los policías no entraron a detener a quien había lanzado la molotov; entraron a machacar a todo aquel que estuviera dentro. La policía entró por el patio en el que estábamos. Nos metimos en una esquina algo escondida y me puse a sacar fotos de carabineros golpeando brutalmente a estudiantes. Fue el spot indicado para sacar fotos de la locura que recién empezaba.Carabineros entra a Casa Central

Los gases se volvieron cada vez más densos. En determinado momento, la situación fue tan insoportable que bajé la cámara, me senté y lloré y tosí abrazado de Felipe (a quien acababa de conocer), mientras él estaba en la misma situación. Una silueta de gran tamaño apareció entre las nubes de gas. Un carabinero. “Nos va a llevar a un lugar seguro”, pensé. Es increíble que a esas alturas todavía fuese yo tan ingenuo (acostumbrado a la dócil policía ecuatoriana). Nos levantó agresivamente y tomó a Felipe del cuello. En ese momento me di cuenta de que el policía no estaba ahí para salvarnos. Sólo se me ocurrió una solución egoísta para salvar mi trasero y dejar a Felipe solo con el problema. “¡Prensa!”, grité, y mostré mi carnet. Al no obtener respuesta del querido señor carabinero, grité de nuevo: “¡Soy prensa, chucha!”. Ahí sí recibí una respuesta del respetado señor carabinero: “Y qué chucha, hueón”. Esas cuatro palabras me hicieron mierda. El camino que recorrimos del patio de la universidad hasta el camión de policía habrá sido de 50 o 100 metros como máximo. Sin embargo, fue la caminata más larga de mi vida. Totalmente ahogado por los gases (porque al periodista ecuatoriano no se le ocurrió llevar una mascarilla a una marcha) y con un moco de 50 centímetros que colgaba de mi nariz entré finalmente al camión de detenidos. Para colmo, esa mierda de camión estaba repleto y el desgraciado nos gritó: “¡Siéntense en el piso, hueones!”. En el camión había una chica embarazada con un ataque de histeria. Ella tiritaba y gritaba. Entre los que estábamos cerca, intentamos calmarla, pero qué estupidez… Calmar a alguien estando uno también en histeria es como apagar el fuego con gasolina, o como la brillante idea de Chadwick de detener la violencia con un allanamiento el doble de violento. Había también un tipo que sangraba de no sé dónde. Y la verdad estaba tan shockeado que tampoco me interesó mucho el tipo.

Detenidos en Casa CentralEl camión se iba llenando cada vez más y, mientras tanto, Carabineros avanzaba hasta dentro de la universidad. Se llenó de gases dentro de la casa y más y más golpizas. Cuando finalmente se llenó el camión, partimos. Pasamos por al menos cuatro comisarías. En ninguna nos recibieron, pues todas estaban llenas. Trescientos estudiantes y un poco más fueron detenidos en el allanamiento. Así que dimos vueltas por toda la ciudad buscando dónde podríamos ser colocados.

Antes de ser procesados, tuvimos que ir a una enfermería para lo que los pacos (señores carabineros) llamaban “constatación de lesiones” (Ni siquiera estoy seguro de que constatación sea una maldita palabra aceptada por la Real Academia, pero al diablo con la Real Academia, somos policías). Un chico fue brutalmente golpeado por tomar fotos al interior de la universidad. Recibió una patada en la cabeza y su oído sangraba. El brillante diagnóstico en la posta fue “lesiones superficiales”. Cuando un oído sangra no es una lesión muy superficial que digamos. Hay algo curioso que quisiera mencionar sobre la famosa “constatación de lesiones”. No sirve de nada. Esperas dos horas para que te hagan una revisión de dos minutos. Pero ¿Y a quién vas a denunciar, si el policía que te golpeó tenía la cara tapada y, probablemente, por la cantidad de gases ni siquiera pudiste ver el nombre bordado en su orgulloso pecho de paco? ¿Para qué sirve la constatación de lesiones entonces? Para las estadísticas; se guardan en un cajón y no se vuelven a abrir. Este eficiente sistema hace que cientos de chapas (pacos o, si prefieren, señores carabineros) puedan quedarse con sus empleos después de haberse comportado como psicópatas.

Después de unas cuatro horas llegamos finalmente a una comisaría en Santiago Centro. Nos cagamos de risa un rato con los compañeros de celda y a algunos les llegó comida de parte de sus padres o amigos. Compartimos todo y comimos bien, como buenos compañeros. Estuvimos más o menos una hora encerrados. Nos hicieron firmar un par de papeles. Yo firmé todos menos uno; una declaración que me obligaba a decir que yo había sido informado de cuáles eran mis derechos. En una sección de ese documento decía algo así como: “Declaro que se me ha informado el porqué de mi detención”. Mandé a la mierda a la carabinera que me trajo ese papel. Me apena porque ella no tenía nada que ver, pero la institución de vez en cuando se merece una buena insultada.

Finalmente, nos liberaron. Los desgraciados además me hicieron gastar 10 mil pesos (20 dólares) en un maldito taxi de regreso a la casa (más encima porque no conozco bien Santiago). Esos 10 mil pesos se los voy a ir a cobrar a Chadwick personalmente. Le preguntaré además sobre el balance de detenidos. Ya sé que la respuesta será 300 y un poco más, pero acto seguido le preguntaré: “De esos 300 y un poco más, mi estimado señor, doctor, profesor y sabio Chadwick ¿Cuántos fueron procesados por lanzar la molotov? De esos 300 ¿Cuántos salieron ese mismo día?”.

Ésta fue la escueta excusa de Chadwick por Twitter (Más encima hiciste que te siguiera en Twitter, viejo): “Carabineros tiene la obligación frente a delitos flagrantes de detener a sus autores cualquiera sea el lugar donde se cometa el delito”. Por supuesto, y estoy muy de acuerdo, pero en ese caso debieron haber entrado y detenido a quienes lanzaron la molotov. Pero lo que hicieron fue meter palo a medio mundo y dejar la universidad en condiciones deplorables. Cabe señalar que una sola bomba lacrimógena expuesta a las condiciones ideales puede estallar y crear un incendio. Eso sería incendiar un patrimonio nacional con más de un siglo de antigüedad.

El 13 de junio del 13 fue un día histórico en Chile, el día en que un ministro neo-fascista se pasó por el… la autonomía universitaria. Éste es el Sunday, Bloody Sunday huaso; el Thursday, Chadwick’s Thursday.

Somos 14 millones de intolerates

Después de un par de meses de desaparición, he vuelto a la actividad bloguera con ideas más explosivas que antes. (Además, estoy desempleado de nuevo; así que tengo más tiempo libre).

Mi motivación para esta nueva entrada fue la reciente legalización del matrimonio homosexual en Brasil y la cantidad de comentarios nefastos que se oponían a éste que encontré en las redes sociales . Y yo que creía que en Ecuador los liberales éramos más (pobre iluso). Realmente me asombra muchísimo que a estas alturas la gente crea que la homosexualidad es una depravación.

Somos 14 millones es el nuevo movimiento conservador y cartuchón. Pese a que su estrategia publicitaria me parece genial, sus ideas no tienen pies ni cabeza. Su intención es que el país tenga “políticas públicas con enfoque en familia”, según leí en un comunicado. La defensa de la familia, de la libertad de culto y de los niños son los pilares del movimiento. Pero la verdad es que aquí se están defendiendo únicamente los principios de las religiones cristianas. Son los mismos de siempre; aquellos que condenaron la teoría de la evolución (que ya es más una realidad que una teoría), aquellos que apoyaron las dictaduras de América Latina, aquellos que dijeron que el condón empeora la situación del sida. Pero ahora tienen una nueva imagen; una imagen positiva. Copiaron la estrategia de los movimientos por los derechos de los homosexuales y la pusieron de su propio lado.

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Ahora bien, pasemos a los top comments de las redes sociales.

“La Biblia lo pone muy claro: el matrimonio es entre un hombre y una mujer”. Está bien, la Biblia lo pone muy claro: debes matar a tu vecino si lo ves trabajando en el Shabbat; debes apedrear a tu esposa si descubres que no es virgen. Si esta persona siguiera todo lo que la Biblia deja en claro, probablemente estaría condenada a muerte (y eso que la pena de muerte en Ecuador está abolida desde los tiempos de Alfaro).

“Dios creó un hombre y una mujer para que formen la verdadera familia; no Sodoma y Gomorra”. Bueno, si nos metemos en debates teológicos ¿No podríamos decir que Dios creó a los homosexuales tal y como son? Y si Dios los creó ¿No querría que tengan los mismos derechos que un heterosexual?

“Cada quien tiene derecho a vivir como puede, pero tampoco irnos contra la ley de Dios”. Bueno, a este personaje le diría que todos los malditos días, él y yo, rompemos la ley de Dios (o las leyes arbitrarias, injustas y discriminadoras del dios judeo-cristiano).

Nota: Todos los comentarios de redes sociales han sido editados, pues las faltas ortográficas que tenían no eran aptas para ser publicadas. Disculpen si soy un maniático de la escritura correcta.

Estimados señores de Somos 14 millones, el matrimonio homosexual tarde o temprano será aprobado, así como fue aprobada décadas atrás la igualdad de derechos para las mujeres y los negros. No nos van a engañar con sus bonitos eslogans; son la misma turba intolerante de siempre (y disculpen mi intolerancia hacia la intolerancia).

El tema del matrimonio homosexual no es un tema de discusión moral, o de si la homosexualidad es o no es natural, o de si Dios existe o no existe. Si nos ponemos en ese plano, el debate no acabará nunca. La discusión es simple: todos debemos tener igualdad de derechos civiles.

Sigan queriendo meter sus biblias en nuestras leyes. Les recordamos que el estado ecuatoriano es secular y en la Asamblea Nacional no hay tiempo para debates bizantinos sobre Dios y su plan para la tierra.

1 Día: la historia de Maxim Myasnikov

Maxim Myasnikov lleva 144 horas sin comer. El ex-militar ruso está retenido en el ex-penal García Moreno, esperando que el estado ecuatoriano le otorgue estatus de refugiado. La Interpol pretende extraditarlo de vuelta a Rusia por cargos de homicidio y tenencia ilegal de armas (de los cuales Myasnikov dice ser inocente). La extradición está planeada para el 26 de febrero; es decir, en cinco días. El martes a la una de la tarde, Myasnikov anunció que entraría en huelga de hambre.

Myasnikov es un veterano de la guerra con Chechenia en los años 90. Después de la guerra, él y sus compañeros fundaron una compañía de seguridad privada llamada SVECHV (Unión de Veteranos de la Guerra de Chechenia). Según él, el coronel de la policía rusa Dorofeev comenzó a extorsionarlo con 50.000 dólares mensuales, a cambio de una absolución en impuestos estatales. Los dirigentes de la compañía se negaron.

Myasnikov en la milicia rusa (centro)

Myasnikov en la milicia rusa (centro)

En septiembre de 2003 ocurrió un asesinato en la ciudad de Kaliningrado. La policía culpó a Myasnikov y a Denis Vasiliev (amigo y compañero de Myasnikov). Ambos fueron detenidos y enjuiciados durante un año y seis meses, en los cuales Myasnikov denuncia haber sido víctima de torturas e intentos de asesinato reiteradas veces. Después de este período, ambos fueron liberados debido a falta de pruebas en el juicio. Sin embargo, según sus familiares, las hostilidades no cesaron.

Myasnikov vino a Ecuador en 2006 y hasta hace poco se encargaba de un negocio de acabados de construcción. Su primer arresto en Ecuador fue en julio de 2011. También fue arrestado Vasiliev y extraditado a Rusia, donde fue declarado inocente una vez más. Myasnikov fue liberado en Ecuador y volvió a caer en prisión por no presentarse a una audiencia.

Su abogado actual, Rolando Bustos, está intentando conseguirle un estatus de refugiado pues, según él, “Myasnikov fue víctima de la corrupción de la policía rusa”. La extradición del ruso está planeada para mañana, 26 de febrero. Sin embargo, Bustos argumenta que, mientras exista un pedido de refugio, la Interpol no lo puede extraditar.

Según su pareja actual, que prefiere mantenerse anónima, Myasnikov corre el riesgo de “ser asesinado si se lo extradita a Rusia”. “Por eso hago un llamado al señor Presidente de la República para que revise el caso”, mencionó la mujer.

“Yo no puedo ver más sangre”, menciona Myasnikov. Dice estar agotado de tanta corrupción por parte de la policía rusa y que prefiere “morir aquí que ser torturado y asesinado allá en Rusia”.

Sin duda éste es un caso extraño y confuso que debe ser analizado con mucha precaución por parte de las autoridades ecuatorianas. Este día será duros para Myasnikov, sus familiares y su abogado. Será un día de expectación y nervios para quienes siguen el caso de cerca. Sobre todo, será un día en el cual la justicia ecuatoriana (hasta el momento con bastante mala reputación) se verá puesta a prueba.

“Con Lucio estáVamos mejor”

Tuve ayer la oportunidad de presenciar el elocuente discurso de Lucio Gutiérrez en el Centro Comercial / Universidad de las Américas. Su claridad, su buen uso del lenguaje y su precisión en los datos y estadísticas me dejaron más que sorprendido.

El evento comenzó con una triste intervención de algunas autoridades de la UDLA, en la cual se dio una pequeña biografía aduladora del Coronel. Poco después, entró Gutiérrez seguido de una ráfaga de aplausos. Noté que su cara es muy distinta en carne y hueso a lo que se ve en televisión (Es mucho menos cachetón). Vestía un terno negro y una vulgar corbata roja fosforescente, representando el color de su partido. Lucio Gutiérrez, expresidente

Para dar una introducción a su discurso, mencionó tres puntos en los cuales el gobierno actual de Rafael Correa había fallado hasta el momento: “la caristía de la vida”, sí, “la caristía”, una palabra que no sé de dónde habrá sacado, pero que se refiere al alza de los precios durante los últimos años; “la corrucción rampante que vive el país”; “y la situación de extrema violencia”.

“En mi gobierno nunca subieron los precios”, continuó Gutiérrez. A este punto su discurso se hacía cada vez más ridículo. Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), entre diciembre de 2004 y abril de 2005 (el mes en que su gobierno fue derrocado), la canasta básica aumentó en 30 dólares. En 2012, la canasta subió $33. Si bien la subida de precios en comparación es mayor, hay que considerar que durante el gobierno del Coronel no hubo crisis financiera global. Durante los últimos años, Estados Unidos y Europa han caído en una crisis de enorme magnitud; esto afecta directamente a los países que dependen de las exportaciones (como Ecuador).

Mencionó algunos de los escándalos en los que se ha visto involucrado el gobierno desde que Rafael Correa asumió la presidencia: los contratos con Fabricio Correa, Pedro Delgado y su título falso, los “pativideos”, el caso Cofiec-Duzac, entre otros, para intentar decir que la corrupción en el país es enorme. Estoy de acuerdo con él, en el país existen escándalos intolerables. Pero parece que él se ha olvidado de los escándalos en los cuales él mismo se ha visto envuelto: la “pichicorte”, el nepotismo sistematizado, el caso César Fernández, Pacifictel, el préstamo a Paola Gutiérrez; en fin, son tantos casos de abuso de poder y corrupción que ni siquiera vale la pena mencionarlos todos.

El Coronel mencionó además la situación de violencia en el país. “El otro día vi en Quevedo cómo dos sicarios habían matado a una persona…. ¡Qué impotencia! Muchos los habíamos visto, pero nadie podíamos hacer nada (‘Nadie podíamos’ ¡Qué ejemplar uso del lenguaje! Pero no fue un error de una sola vez. Pocos minutos antes, Gutiérrez había dicho: ‘Nadie estamos concentrados al ciento por ciento’). Bueno, volviendo al tema de la inseguridad, tiene razón; los índices han subido a un nivel impresionante. Sin embargo ¿Qué propone el Coronel? Nada. Y no es que sus propuestas no sirvan; de hecho, no mencionó ninguna propuesta al respecto.

Al final de su postura, preguntas escritas de los participantes del evento fueron leídas para que el Coronel las respondiera.  La mayoría de ellas tenían que ver con la economía y la seguridad. Para responderlas, Gutiérrez sólo repitió el mismo discurso de siempre y mostró cifras preescolares. Mi pregunta no fue tomada en cuenta y creo que, de haber sido considerada, hubiese sido bastante interesante. Hice referencia a los sucesos violentos de abril de 2005; en los cuales, sólo durante el primer día de protestas, la policía usó más de 5 mil bombas lacrimógenas contra los manifestantes, lo cual causó una gran cantidad de heridos y algunos muertos. Pregunté qué pasaría con los derechos humanos en caso de ser elegido ¿Volvería a pasar lo mismo o tomaría medidas para evitar abusos? Al parecer, a las autoridades de la UDLA no les pareció relevante una pregunta de ese tipo.

El asistir a esta charla realmente no me dejó ninguna enseñanza. Lo único que sé de seguro ahora es por quién no votar. No votaré por aquel personaje desvergonzado y con doble máscara que ni siquiera puede hablar de una manera apropiada.

El espejismo de Espejo

Resulta curioso ver cómo se fabrican mitos alrededor de personajes y acontecimientos en la historia ecuatoriana. Uno de los personajes más importantes dentro de nuestra cultura es Eugenio Espejo. Justamente hoy, 5 de enero, se celebra el día del periodista ecuatoriano en honor al primer periódico creado por Espejo.

Tanto los medios como el gobierno han usado la figura de Espejo como símbolo de resistencia y patriotismo. Sin embargo, me atrevo a decir que muy pocos han estudiado a fondo a este personaje. Mucha gente se ha dejado llevar por los mitos patrióticos que se han ido formando y evolucionando a través de los años. Hoy quiero referirme a varios de esos mitos y dejarles a ustedes, queridos lectores, una pregunta en la cabeza: ¿Debe ser realmente Eugenio Espejo un modelo a seguir para el periodismo ecuatoriano?

El primer mito es el que repiten una y otra vez los profesores de la secundaria: “Eugenio Espejo fue hijo de mulata e indio”. Yo no sé de dónde sacaron eso (Y si alguien tiene una idea, por favor, que me lo diga), pero ciertamente éste no es un dato que se haya sacado de investigación histórica. Tanto la partida de nacimiento de Espejo como la de su madre estaban ubicadas en la categoría de blancos. En otras palabras, nuestro querido Eugenio Espejo fue un criollo de élite más. Además, en esa época tan represiva y discriminadora hubiese sido muy difícil que a alguien con aspecto de mulato e indio se lo haya dejado cursar estudios de medicina, abogacía y literatura.

Otro mito, aunque tal vez éste pueda ser refutado, es que Espejo haya sido el prócer de la independencia. Este personaje fue un literato; por lo tanto, si fuese tan independentista deberíamos ver en alguno de sus textos, al menos una vez, la palabra independencia o algún sinónimo. Hasta el momento, no he encontrado esta palabra clave en ninguna de sus publicaciones (Si alguien lo ha hecho, siéntase libre de decírmelo).

Lo que sí logré encontrar, justamente en Primicias de la cultura de Quito, fue algo totalmente desconcertante:

¿Y quién es el Rey? A la cual, con el mayor acatamiento de cuerpo y espíritu, se debe responder que es nuestro dueño y Señor natural, el padre de los pueblos, por quien subsiste el buen orden; se mantiene la sociedad; se guarda a cada uno la propiedad; y por su influencia soberana y universal reanima nuestros corazones la paz y la seguridad. Por mucho que le diga sobre este asunto, quedará el maestro muy corto. Pero es de su obligación inclinar el tierno corazón de sus niños al amor, obsequio, finalidad y culto político de nuestro Rey, el señor don Carlos IV (que Dios guarde).

Su muy atento servidor

Q.B.S.M.

Dr. Francisco Xavier Eugenio de Santa Cruz y Espejo.

Secretario de la Sociedad Patriótica

Este texto iba dirigido al rey de España de aquel entonces, en el intento de hacer que éste reconozca a la Sociedad Patriótica de Amigos del País, fundada por el mismo Espejo. Esto para mí fue un completo shock ¿Cómo es posible que el precursor de la independencia y un crítico del sistema colonial escribiese algo así?

Lo gracioso es que tanto los medios privados como el gobierno usan esta figura manipulada de Eugenio Espejo a su favor. El Comercio, con el titular “Periodismo en tiempos difíciles”, hace una comparación entre lo que tuvo que vivir Espejo y lo que viven hoy en día los periodistas. Esta, en mi opinión, es una visión bastante simple de las cosas. El contexto político, histórico, social, científico y tecnológico de finales del siglo XVIII era totalmente distinto al que vivimos ahora. Por lo tanto, son dos circunstancias totalmente incomparables.

Entonces, la pregunta permanece. Es necesario cuestionarse si Espejo, por ser el primer periodista ecuatoriano, merece ser considerado como el modelo a seguir. Yo no estaría tan seguro. Creo que a lo largo de la historia han habido periodistas con mayores méritos que podrían ocupar su lugar.

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